De Todo Un Poco
Musiala, un ajedrecista que amenaza a España
Jamal Musiala es de esos futbolistas de la nueva generación. Son muy completos, pero sobre todo muy jóvenes. Nacido hace 21 años en Alemania, el actual ’10’ de la ‘Mannschaft’ es un jugador hábil entre líneas, un virtuoso del regate y de la interpretación del juego. Es casi como si trasladara su pasión por el ajedrez al campo. Ante España, en los cuartos de final de la Eurocopa, será una suerte de Magnus Carlsen con botas de fútbol.
Porque así ve el fútbol Musiala, como una partida del ajedrez que tanto le gusta. Es reflexivo, interpreta bien lo que pasa a su alrededor y, sobre todo, se anticipa a lo que puede pasar. Es un peligro absoluto para los de Luis de la Fuente, que tendrán que estar muy hábiles para frenar su juego.
«Ya no soy tan bueno como solía ser en el club de ajedrez de la escuela», reconoció en una entrevista con el diario alemán ‘Spiegel’. «El ajedrez es genial, es bueno distraerse un poco del fútbol. Tienes que pensar mucho, te aclara la cabeza», añadió.
A Musiala le gusta pasar parte de su tiempo libre con el ajedrez y, aunque reconoció que no es capaz de ganar a su capitán, Joshua Kimmich, le sirve como entrenamiento para enfrentarse a España.
«Hay que pensar mucho en el ajedrez. En tus próximos pasos, en tu oponente y en los próximos movimientos que probablemente hará en el tablero. Tengo que anticiparme. Eso es exactamente lo que hago como futbolista. Tengo que saber hacia dónde va la pelota. Tengo que adivinar qué hará el oponente. Y siempre tengo que intentar ir dos o tres pasos por delante», explicó.
Curioso como un jugador con tanta libertad en el campo, casi anárquico por su propia naturaleza, encuentra la tranquilidad en el orden de un tablero de cuadros blancos y negros.
Parece que cuando juega es uno de esos jugadores tocados por una varita mágica. Pero lo cierto es que sus estadísticas no esconden su trabajo. Casi 34km recorridos, a una media de casi 8 por partido; un 92% de precisión en el pase y una velocidad media de 33.28 km/h, según datos de la UEFA.
Incluso él mismo quiso acabar con ese mito de que es solo un elegido. Hay mucho esfuerzo detrás. «Tengo que pensar mucho en mi juego. Antes de recibir la pelota, escaneo todo a mi alrededor. ¿Dónde estoy?, ¿dónde está el rival? Sé lo que voy a hacer a continuación antes de que me llegue la pelota», como en el ajedrez.
«Miro quién de mis compañeros quiere el balón y sé qué pase prefiere. A Kroos le gusta cambiar de orientación con un pase largo. Antes de que dé el pase, corro hacia el área para poder estar allí y ser peligroso. Cuando llego al balón, estoy un segundo por delante del oponente», insistió. Todo está en su cabeza perfectamente trabajado. No es solo instinto», dijo.
Eso sí, cuando tiene el balón, la cosa cambia: «Con el balón en los pies es más intuitivo. En estos momentos ya no tengo tiempo para pensar mucho. Pero todo lo que hago antes de recibir el balón es estrategia. En los 90 minutos de un partido, sólo tengo el balón en los pies quizás dos o tres minutos. En el resto tengo que correr y pensar».
Musiala es un jugador muy maduro para su edad. Y ya no solo dentro del campo, que lo demuestra cada vez que juega, sino fuera.
«Quizá Jude (Bellingham) y yo somos más maduros porque pudimos jugar en los primeros equipos de Dortmund y Munich desde jóvenes. Aprendimos mucho de los jugadores mayores, lo que quizás nos hizo crecer antes. Incluso cuando no jugaba mucho en el Bayern, observaba, por ejemplo, cómo se preparaba Thomas Müller, cómo hacía los ejercicios y a qué prestaba atención. Eso te hace mejor», destacó.
Y parte de su éxito es también gracias a alejarse de la redes: «Las redes sociales también pueden ser peligrosas. Solía prestar mucha atención a los comentarios. Pero me di cuenta de que no era bueno para mí. Hoy prefiero recibir ‘feedback’ de la gente que es realmente importante para mí: mi familia, los entrenadores, mis compañeros».
En Sttugart Arena, en el que habrá mayoría alemana, Julian Nagelsmann alineará a diez futbolistas y a Jamal Musiala, jugador que convierte el campo en un tablero y a sus rivales en caballos, peones, torres y alfiles. Una partida de ajedrez con unas semifinales en el horizonte. EFE