Con un gol en el ocaso del partido, Kehrer mantuvo el invicto del Mónaco en Liga de Campeones, alargó el sueño de los suyos y frustró la resistencia del Bolonia (0-1), sostenido en gran medida por las intervenciones de un Skorupski que, a la postre, no pudo evitar la cuarta jornada consecutiva sin ganar de los suyos.

Se dieron cita en el Renato Dall’Ara dos dinámicas completamente diferentes: la del Mónaco, invicto en ‘Champions’; y la del Bolonia, desesperado por sumar su primera victoria en su regreso a la máxima competición de clubes tras 60 años. Y ya en la primera mitad, el combinado monegasco dio buena cuenta de por qué está tan arriba en la tabla.

Les costó materializar 87 minutos, pero volvieron a demostrar los de Adi Hutter que tiene pólvora arriba. En una primera parte disputada, fueron los que generaron las ocasiones más claras que pudieron encarrilar la victoria, pero que quedaron en nada debido a la exhibición de Skorupski, el meta polaco que levantó un muro para sostener a los boloñeses.

Y eso que la primera jugada clara del duelo fue de los italianos. Miranda, llegando desde el perfil zurdo, sacó un zurdazo que rozó el larguero. Desde ese momento, casi nada de los de Vincenzo Italiano en ataque. Control estéril en algunos momentos. Poco más.

Creció el Mónaco con el paso de los minutos. Fue asentándose en Bolonia y poco a poco generando sus ocasiones. La primera, en pies de Embolo. Sacó un buen disparo, pero Skorupski respondió con una gran mano para desviar un balón que se topó con la madera. Poco después, en el minuto 20, llegó a adelantarse incluso el Mónaco con un gol de Singo, anulado por el VAR al haber dado un codazo a Skorupski en el salto.

La sensación era que el partido estaba igualado en el centro del campo, pero que el Mónaco estaba mucho más cerca del gol. Sobrado de confianza, finalizó todas las acciones con claridad. Incluso se animó Golovin con un disparo de falta lejanísimo que obligó a otra mano salvadora del meta polaco, con una genial estirada para desbaratar otra vez el peligro.

Encontró el Bolonia su momento para hacer daño y consiguió marcar. Santiago Castro cazó un balón suelto y no se lo pensó dos veces. Disparó y dio en los dos palos antes de marcar. Pero el VAR anuló el segundo gol de la noche, esta vez por fuera de juego.

La pequeña reacción de los locales fue insuficiente. Porque el Mónaco volvió al ataque con cierta facilidad y volvió a exigir a Skorupski, de nuevo infranqueable con una mano al disparo de Akliouche. Noche consagratoria la del meta.

Mejoró el Bolonia en la segunda mitad. Especialmente con la entrada de Orsolini arriba. El capitán dio alas en las contras y criterio en las posesiones, aunque fue Fabbian el que amenazó la puerta de Majecki con un potente disparo que puso sobre aviso al Mónaco.

Pero nada hacía sospechar que el Bolonia pudiera tener el potencial de sorprender para llevarse sus primeros tres puntos. El peso lo tenía el Mónaco y el desenlace fue tan cruel para el equipo italiano como merecido para el monegasco. Fue en una acción a balón parado, en un saque de esquina que peinó Embolo al primer palo y que dejó en el segundo solo a Kehrer. No pudo hacer nada Skorupski. El Mónaco sigue soñando con 10 puntos de 12 posibles. El Bolonia, hundido con un solo punto.