De Todo Un Poco
Cresh K, fútbol, rap y Nico Williams
Erik González (Sestao, 22 años), Cresh K en el mundo del rap, entró en la cantera del Athletic Club en Lezama con 11 años, el mismo día, y «de la mano», con Nico Williams. Como centrocampista surtió de multitud de asistencias al extremo que ha llegado a la cima internacional. Ahora, como rapero, ha metido el fútbol en su música.
Se subirá al escenario este fin de semana en Madrid y, por primera vez, como cabeza de cartel.
«Repartiendo goles en Lezama con el Nico, ¿cómo te lo explico?, qué tiempazos, chico», señala en una de sus rimas, recordando aquellos momentos que disfrutó con la camiseta del Athletic.
Erik ya era muy aficionado al rap mientras trataba de llegar a la cúspide del equipo de su vida, pero las ilusiones a veces hay que buscarlas en otras veredas, y la suya la encontró haciendo rimas ágiles y acompasadas en la que refleja su experiencia futbolística y sus sentimientos.
«Casi le parte la tibia, pero iba al balón, le dejó el talón como el ego de Lhana Rhodes, llenando Wembley como Guns and Roses».
Erik empezó a jugar al fútbol en el Sestao River con 8 años, en prebenjamines, luego pasó al Barakaldo con 10 años y enseguida le llamaron del Athletic, con 11 años.
«Entré en Lezama el mismo día que Nico Williams, entramos de la mano», recuerda, y desde entonces pasaron siete años hasta llegar al juvenil nacional. Con 17 años se separaron los caminos y Erik recaló en el Danok Bat. Luego un «mal covid», la pérdida de ilusión y los estudios le separaron del fútbol.
El suministrador de asistencias a Nico
«Cuando era pequeño antes de dormir le pedía al Señor que me cogieran en Lezama. Cuando recibí la carta para entrar en el Athletic, me la llevó mi madre al comedor de La Salle de Sestao y cuando la leí me puse a llorar. Siempre me trataron muy bien, el Athletic es lo mejor que hay. Cuando no contaron conmigo me llevé una desilusión porque trabajé muy duro, pero la vida me quiso llevar por otros caminos», explica.
En su memoria guarda su papel de suministrador de pases de gol para Nico Williams. Lo recuerda con humor.
«Le dí muchos pases, muchas asistencias, algunas para empujarla a gol. Nico era muy buen jugador, pero explotó en juveniles, que es cuando le veía unas bicicletas y unos regates que no hacía antes. Es un tío muy majo, buena persona, hemos viajado a torneos, estuve siete años con él. Al principio le íbamos a buscar a su casa con mi padre, Nico no tenía quien le llevara a Lezama. En juveniles vi que sería el mejor», comenta.
Inicios musicales en las «batallas de gallos»
Cresh K se impregnó desde niño de la afición de su padre por la música y por el rap cuando entró con 13 años en la «batallas de gallos», un estilo en el que «dos tíos se insultan rimando frases improvisadas».
«Con 13 años escribía en los recreos algunos temas de rap y se los enseñaba a mis amigos. Eran canciones malas, pero luego fui mejorando. Descubrí pronto esa pasión, mi padre me ponía a Los violadores del Verso, o al Langui», comenta.
Para dar pasos en el mundillo de la música, Erik se subía a un tren en Sestao para ir a Trapagarán, donde un amigo les ofrecía elementos de grabación y micrófonos. Empezó a grabar y a hacer los primeros videos, que subía por redes en Youtube e Instagram.
«Era más feliz tirando caños que cumpliendo años», refleja en una estrofa. El fútbol ya era historia.
2024, año del despegue
Erik ha pasado este año que finaliza de 300 oyentes mensuales en Spotify a 15.000, con tendencia al alza. «Hay gente que me escucha regularmente. Este año, llevo más de 500.000 visitas en Spotify, y en Tik Tok pongo vídeos que siguen mas de 8.000 personas», dice.
El rapero vasco percibe que las referencias al fútbol tienen buena acogida del público. Su inclinación es clara: «A menudo me viene a la cabeza algún jugador de ahora o de antes. ¿»Quién se acuerda de Gudjohnsen?», ó «Viendo el 1-0 de El Shaarawy perdí el metro», proclama con humor en uno de sus temas.
Capaz de escribir una canción en media hora, Erik tampoco olvida referencias al baloncesto, a la NBA, cuando dice: «Nos ven y dicen: vaya junte, ni que fuéramos Kevin Durant y Booker».
«Reflejo cosas que me pasan o sentimientos. La música es expresarse. Últimamente -manifiesta- me interesa que suene bien la música y que la letra tenga un sentido, bien hilvanado».
La similitud del rap con el fútbol se encuentra «en el ritmo, en el hecho de desconectar, algo que logras en el escenario o en el campo de fútbol, y en ambas cosas es importante la pasión que pongas», apostilla.
Hypervenom, canto a las botas de Neymar
El objetivo de Cresh K es establecerme en la industria del rap, «dar muchos conciertos en muchas ciudades, que la gente conozca mis canciones, y que lo vean y disfruten los más cercanos, los que siempre confiaron en mí».
Un sueño «a largo plazo», no irreal, es la posibilidad de que algún día pueda actuar en San Mamés, donde soñó con dar asistencias de gol al ariete del Athletic.
«¿Por qué no voy a poder lograr ese sueño?. Con trabajo, disciplina y esfuerzo todo es posible. Le dedico muchas horas a la música, y trabajando y escribiendo, con pasión todo sale», afirma.
La canción favorita de su repertorio es «Hypervenom», el nombre de las botas del brasileño Neymar. Y al respecto canta: «Las series tienen temporadas, pero no más que mis Hypervenom moradas».
De momento, Cresh K se presenta en Madrid, cabeza de cartel, con las ilusiones por todo lo alto. La primera vez en la capital. Y en enero en Bilbao, con nuevas rimas que no dejarán indiferente a nadie. EFE