De Todo Un Poco
El Wembley del norte ya es casi una realidad
El plan del Manchester United de construir un estadio para 100.000 espectadores que rivalice con Wembley es prácticamente una realidad después de que el Gobierno británico y las autoridades locales hayan dado el visto bueno al proyecto.
Cuando Jim Ratcliffe se hizo con el 27,7 % del Manchester United en las navidades de 2023, uno de los puntos fuertes de su «campaña» era la remodelación de Old Trafford, otrora un estadio de los mejores del mundo y ahora un recinto antiguo con goteras y ratas, y sin el apoyo de las grandes competiciones. No alberga una final de Champions League desde 2003 y no fue seleccionado -a diferencia de su vecino Etihad Stadium- para hospedar partidos de la Eurocopa de 2028.
El plan de Ratcliffe es convertir el actual Old Trafford en un Wembley del norte que descentralice los grandes eventos. En Wembley, situado en Londres, se disputan las finales de la FA Cup y la Copa de la Liga, las semifinales de la FA Cup, las finales de los ‘playoff’ de ascenso de las principales divisiones inglesas, así como la final de la Euro 2028. También se jugó en este estadio la final de la Euro en 2021 y de la Euro femenina en 2022.
Para recibir el apoyo del Gobierno británico y de las autoridades locales de Mánchester, se ha tenido en consideración que el nuevo Old Trafford vendrá acompañado de una regeneración del área con una inyección a la economía de 7.300 millones de libras, la creación de 90.000 empleos y la construcción de 15.000 hogares.
Lo que no ha especificado Ratcliffe es de dónde sacará el dinero necesario para llevar a cabo esta obra, en un contexto en el que el Manchester United, pese a seguir siendo uno de los de clubes más valiosos del mundo, acumula pérdidas superiores a los 300 millones de libras en los últimos tres años y está al borde de incumplir el ‘fair play’ financiero de la Premier. Entre las medidas que Ratcliffe ha tomado en los últimos meses para reconducir la situación se encuentra el despido de centenares de trabajadores, quitar el pago anual a leyendas como Alex Ferguson, subir los precios de las entradas y terminar con las ayudas a niños y jubilados.
Antes de final de temporada, el United tendrá que tomar la decisión de derribar el actual Old Trafford y construir uno nuevo o remodelar el actual y añadir 14.000 asientos que eleven la capacidad por encima de los 100.000 espectadores y le coloquen como el estadio más grande del Reino Unido.
El principal problema de construir un nuevo estadio es que, al producirse la obra en el mismo terreno, el United necesitaría un estadio en el que jugar sus partidos durante el tiempo que tarde en construirse su nueva casa.
Sería un escenario similar al que vivió el Tottenham Hotspur en 2017, tras el derribo del viejo White Hart Lane, y por el que estuvo hasta la primavera de 2019 jugando en Wembley, y diferente al de Arsenal y Everton, que pudieron seguir jugando en Highbury y Goodison Park hasta la conclusión de sus obras, al ser estas en recintos diferentes.
El problema para el United es que no existe un estadio en Mánchester a su altura y la posibilidad de que el Manchester City les ceda el Etihad es una quimera. EFE.