En la ‘Academia Hagi’, el Maradona de los Cárpatos forma a los campeones rumanos

Un inmenso retrato del ‘Regele’ (el rey), como se le apoda en Rumanía, domina la academia fundada por Gheorghe Hagi a dos pasos del mar Negro, un recuerdo de la hazaña del equipo nacional en el Mundial-1994.

Es el ejemplo a seguir para los 200 jóvenes que se forman en este complejo: Hagi luce el brazalete de capitán cuando llevó a los Tricolorii a su mejor resultado en una gran competición, los cuartos de final, tras una victoria histórica contra Argentina.

Hoy, con 60 años, Hagi repasa su extraordinario recorrido en una autobiografía recién publicada y sueña con que su país reedita épocas doradas.

Rumanía no ha participado en una Copa del Mundo desde 1998 y su clasificación para la de 2026 arrancó mal, con una derrota ante Bosnia-Herzegovina (1-0) el 21 de marzo, antes de golear (5-1) a la humilde San Marino.

Pero Hagi, uno de los pocos futbolistas que ha pasado por el Real Madrid y el Barcelona, ​​confía en jugar el próximo Mundial. «Todo es posible», dice, haciendo referencia al lema que enseña a los niños de la academia situada en su región natal, Constanta, a dos horas y media de Bucarest.

– Gran peso en el equipo nacional –

Desde su creación en 2009, ha invertido más de 25 millones de euros (27 millones de dólares) en este proyecto con resultados prometedores.

Decenas de antiguos alumnos alcanzaron la primera división rumana y nueve de ellos -incluido su hijo Ianis- contribuyeron al recorrido más que honorable de los Tricolores en la Eurocopa de Alemania-2024.

Es su «mayor logro», le gusta subrayar sobre la academia, recordando que el año pasado el 60% de los goles y asistencias decisivas del equipo nacional se debieron a sus alumnos.

Después de retirarse en el año 2000, con 124 partidos internacionales, el centrocampista ofensivo de privilegiado pie izquierdo entrenó brevemente a su selección (2001) antes de dirigir a los turcos Bursaspor (2003) y Galatasaray (2004-2005 y 2010-2011).

Combinó sus estancias en Turquía con etapas en banquillos de la liga rumana, com Timisoara (2006) y Bucarest (2007), pero desde hace unos años permanece en Constanta, entrenando al Viitorul (2014-2020) hasta su fusión con el Farul (en 2021), al que ha llevado a la máxima categoría del fútbol rumano siendo también su propietario y presidente.

Extendida sobre 17 hectáreas y dotada de 13 campos de fútbol, ​​su academia no tiene nada que envidiar a los centros de formación de otras partes del continente, en este país que está entre los más pobres de la UE.

Para los cerca de 200 jóvenes que reciben clases allí, incluidos 70 residentes por tiempo completo, Gheorghe Hagi quería un lugar que les permitiera afirmarse, superar «todo complejo de inferioridad» para alguien que nunca ha soportado la condescendencia de las grandes naciones hacia el fútbol rumano.

– Dar una oportunidad a los jóvenes –

Su método: «No dar vueltas a los errores» sino centrado en «los progresos realizados» cada día, explicaba a la prensa convocada el 5 de febrero para celebrar su 60 cumpleaños.

Su voz es fuerte y su temperamento, a menudo volcánico en el campo, nunca está lejos, pero su entorno lo aprecia por su «corazón de oro» y su «valentía».

Dio una oportunidad a los más jóvenes cuando la formación «hace tiempo que no era una prioridad» en Rumania, cuenta a la AFP el director técnico Cristian Camui.

Hagi no respondió a una solicitud de entrevista.

Entre los jugadores más prometedores, Iustin Doicaru, de 18 años, que cuenta haber aprendido «cómo soportar» la presión y superar «los momentos más difíciles».

Contratado por el FC Farul, recuerda su primer gol para el equipo en diciembre de 2024 y las felicitaciones de su ídolo, «el mejor futbolista» de la historia rumana.

En la academia existe un museo para recordar la carrera de Hagi: trofeos, camisetas y botas de fútbol están expuestos allí y pronto podría incorporarse a la colección ‘la Estrella de Rumanía’, la distinción más alta del país que recibió este mes en el palacio presidencial, emocionado como un niño.