Yuki Tsunoda destruyó su Red Bull en Arabia Saudita

Red Bull no gana para disgustos en 2025. El triunfo de Max Verstappen en Japón fue apenas un oasis en un desierto cada vez más grande. El flojo andar del RB21, nacido con los problemas de un túnel de viento que arrojó datos que no tuvieron correlación en la pista, puso al equipo de las bebidas energizantes en una situación incómoda. Después de apenas cuatro Grandes Premios, la escudería de las bebidas energizantes vivió un cambio de pilotos (degradaron a Liam Lawson a Racing Bulls y ascendieron a Yuki Tsunoda), una olvidable carrera de Baréin en la que Max Verstappen fue apenas sexto, una acalorada charla del mánager del tetracampeón con Helmut Marko, los rumores cada vez más fuertes que apuntan a una posible salida del neerlandés al cierre de esta temporada si no está entre los tres primeros en el corte de vacaciones… Uff, mucho. Pero faltaba algo más: el bueno de Tsunoda destruyó su RB21 en el segundo entrenamiento de Arabia Saudita.

Después de la convulsionada semana que vivieron puertas adentro de Red Bull, al menos en la pista, parecía que algo empezaba a acomodarse en Jeddah. Faltaban nueve minutos para cerrar la segunda sesión de ensayos, Verstappen estaba tercero y Tsunoda, sexto. De apoco, el japonés mostraba algunas señales de confianza con el auto, después de sumar por primera vez en Baréin con los austríacos y al meterse bien adentro de los diez en los ensayos saudíes. Pero, de golpe, el ex Racing Bulls cometió un error insólito: impactó el interno de la curva 27 con la rueda delantera izquierda y terminó estampado contra el externo.

«Giré demasiado y rocé la pared interior, lo que provocó daños. Me siento avergonzado», dijo Tsunoda en F1TV luego de la tanda. Los daños en la suspensión delantera izquierda y delantera y trasera derecha estaban a la vista. Los mecánicos de Red Bull se pusieron a trabajar no bien el coche finalmente llegó a boxes. Se venía una larga noche. Los austríacos, cada vez, más empantanados. (ESPNDEPORTES)