Más Deportes
Zverev: «Siempre habrá uno o dos idiotas en todas partes»

El alemán Alexander Zverev, número 2 del mundo y favorito a conquistar el Masters 1000 de Madrid, restó este miércoles importancia al incidente que vivió el viernes pasado con un aficionado que le increpó durante los cuartos del torneo de Múnich.
El tenista de Hamburgo pidió al juez de silla del partido que expulsara al individuo que le había recriminado las acusaciones de maltrato a una ex pareja, por lo que fue juzgado en el pasado antes de que el caso quedase archivado.
«No pasa nada. En Múnich el público fue increíble. Ya lo dije antes: en el partido de cuartos de final contra Griekspoor estaba mentalmente desconectado y el público fue quien me ayudó a recuperarme. Gané el partido gracias al público, así que no me puedo quejar en absoluto», explicó en rueda de prensa en Madrid.
«Pero, bueno, siempre habrá uno o dos idiotas en todas partes. Pasa en todos los deportes. Lo tienes en el fútbol, en las carreras, en el tenis, en cualquier otro lugar. Es así, así es el deporte. Pero para mí, el público estuvo increíble en Múnich», insistió Zverev, que ganó precisamente ese torneo el pasado domingo.
Zverev, que ha conquistado en dos ocasiones el torneo madrileño, confía en hacer una buena actuación en Madrid: «Espero poder continuar este año como lo hice los últimos años, ganando grandes partidos y llegando lejos en el torneo. Así que eso, sin duda, es algo que me ayuda cuando vengo a Madrid», recordó el número dos del mundo.
El alemán tiene la posibilidad de convertirse en el número uno, al igual que el español Carlos Alcaraz debido a la sanción a Jannik Sinner por dopaje. Precisamente, también fue preguntado por los controles antidopaje.
«Es un proceso molesto porque tenemos que estar en un lugar determinado todos los días, dar detalles de dónde vamos a estar durante aproximadamente una hora al día. Pero, al mismo tiempo, si no llegan a la hora que les dimos igual te tienes que volver», dijo.
«A mí me pasó a finales del año pasado (…) cuando estaba recogiendo a mi hija en el aeropuerto de Niza, y luego, en el control de dopaje, mi turno era como a las siete o las ocho y llegaron a las nueve», contó.
«Me llamaron y me dijeron que tenía que volver y les dije que no podía porque tenía que recoger a una niña de tres años. Y me respondieron que tenía que volver pasara lo que pasara. Eso es lo más molesto, porque es como si me estuvieran quitando un poco la libertad de vivir», sentenció. (AFP)
